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Carlos Bajo Erro
Username: carlosbajoerro@gmail.com
Email: carlosbajoerro@gmail.com
Biography: Journalist and researcher specialized in the use of ICT in Africa and in the citizen movements of the continent. PhD student in Communication and International Relations at the Blanquerna center of the Universitat Ramon Llull.
Te agradezco el comentario, Jara. Es cierto que los tres estudios de caso responden a contextos socio políticos diferentes, responden a trayectorias históricas diferentes e incluso se enmarcan en experiencias coloniales diferentes, pero precisamente era la voluntad, para que el cruce de los datos después pudiese tener algunos componentes relevantes para una cierta generalización. Sin embargo, tienes razón en que teniendo en cuenta esas diferencias, la encuesta se movía en un espacio de búsqueda del mínimo común denominador, con una cierta superficialidad, por decirlo de alguna manera, para estar en una capa que fuese compartida. Por eso, seguramente, no se han podido recoger algunos datos que, tal vez, para caracterizar a una de las comunidad hubiesen sido relevantes (pero que no habrían tenido demasiado sentido en otra, por ejemplo). La voluntad era llegar a las particularidades y a los aspectos en común, para hacer una primera aproximación, que evidentemente se puede (y se debería) seguir trabajando y profundizando (puedo compartirte una copia de las preguntas y estaría encantado de escuchar tus sugerencias). Respecto a las diferencias entre el entorno rural y urbano. Creo que es indudable que ahora mismo el activismo digital continúa siendo un fenómeno eminentemente urbano, pero también creo que hay que hacer algunos pequeños matices, para no perdernos algunas partes del fenómeno. El primero es que la diferencia se va reduciendo, porque las diferencias de acceso poco a poco se estrechan (no tiene porque ser necesariamente bueno). El segundo es que el impacto del activismo digital no se puede medir solo a partir del acceso a Internet, porque se trata de una pieza más que se inserta en un sistema, que en parte lo modifica, pero que también lo utiliza (por ejemplo, durante las elecciones presidenciales de 2012 en Senegal la tasa de penetración de Internet era bajísima; sin embargo, los datos de las votaciones que las y los activistas compartían a través de Twitter eran los que después estaban utilizando las radios, de manera que el impacto de la publicación de datos iba más allá de los que podían leerlo en la red social). Y en tercer lugar, las comunidades de activistas digitales han sido conscientes de esa diferencia y han hecho un esfuerzo por reducirlo y vemos por ejemplo en la República de Guinea una iniciativa muy vinculada a la asociación de blogueros y blogueras y a la comunidad de activistas digitales, Les Villageois 2.0 (https://www.lesvillageois.org/) que precisamente trata de replicar en las zonas rurales (o al menos, fuera de Conakry) el potencial para la participación social y política y para la gobernanza que las herramientas digitales han mostrado en los entornos urbanos.